En las madrugadas, mientras muchos duermen, hay héroes anónimos que recorren nuestras calles asegurándose de que vivamos en un municipio limpio y ordenado, los recolectores de residuos son el corazón de un sistema que no puede funcionar sin su dedicación, esfuerzo y valentía.
Sin embargo, su trabajo depende también de nuestra responsabilidad, en cada bolsa mal cerrada, en cada vidrio roto sin proteger, hay un riesgo que puede evitarse con un pequeño gesto de consideración, la correcta separación de residuos desde la fuente no es solo una tarea ambiental, es un acto de respeto y humanidad hacia quienes se enfrentan a esta labor esencial.
Por eso, hoy más que nunca, se hace un llamado a la comunidad de Granada: clasifiquemos los residuos en orgánicos, reciclables y no aprovechables, dispongamos los vidrios y elementos cortopunzantes de manera segura, y pongamos en práctica acciones que reflejen nuestra gratitud y solidaridad con quienes trabajan por todos nosotros.
Estos trabajadores no solo recogen nuestros desechos; también recogen nuestras oportunidades de tener un futuro más limpio y sostenible, valorar su esfuerzo es más que un deber, es una muestra de que podemos ser una comunidad más consciente, respetuosa y unida.